Gianella Torres
Por la facultad que tiene el Tripulante de Cabina de representar a la compañía aérea en el momento en que se esté• en vuelo, tendemos a suponer que es una profesión en la que las formalidades estéticas resultan imprescindibles (blanco, delgado y con un lindo rostro), y muchos pueden llegar a desistir de este sueño; y esto es un punto erróneo, pues hoy en día, lo fundamental es una correcta presencia física acorde con la futura profesión, actitud servicial, calidez, seguridad y destreza para responder de manera eficiente, a las necesidades puntuales que se presentan en la diversidad de viajes.
Como ex alumna de Escuela del Aire, me siento muy satisfecha de haber culminado esta venturosa etapa y poder compartir un poco de mi experiencia con ustedes. A pesar que mi vida ha tenido cambios muy drásticos, desde graduarme de química-bióloga en el colegio hasta terminar siendo ingeniera en comercio exterior en la universidad, fue aquí cuando en realidad me di cuenta cuál era mi verdadera vocación.
Descubrir esta nueva carrera, me permitió usar mis talentos dispersos y todo lo que había aprendido durante años, además que el sector aeronáutico siempre me ha parecido sostenible, por la continua demanda de líneas aéreas para transporte de pasajeros y carga a nivel mundial; pues los aviones siempre van a estar ahí para ello.
En Escuela del Aire tuve docentes muy profesionales, que sabían transmitir esa magia de ser Tripulantes de Cabina. Grandes personas me recibieron con las manos abiertas, llenos de energía y alegría. Todas las mañanas con cara de sueño me regalaban una sonrisa que despertaba a todos.
Aprendí mucho, no solo en cuanto a aviación, sino de psicología, supervivencia, lógica, compañerismo, cada día era diferente y me otorgaba un enriquecimiento personal que pocos trabajos de oficina pueden aportar. El ambiente que se vive en la escuela es único, las clases son muy especiales y el trato con los profesores es personalizado.
Desde el principio encontré amabilidad y disposición por parte de todos, cosas que luego se convirtieron en una bonita amistad tanto con profesores/as como con alumnos/as. Sabía que el mundo de la aviación era bonito, pero la escuela lo ha hecho aún más, sólo hay que ver el grupo de profesionales que son todos.
La gestión de la institución es maravillosa, me ayudó a descubrir el mundo de la aviación en el que ahora tengo oportunidad de desarrollarme como tripulante, y sin duda, hoy puedo decir que fue una elección muy acertada de la que jamás me arrepentiré. Todo lo que aquí aprendí fue fundamental para pasar cada entrevista de trabajo, y todavía hoy, en cada vuelo están presentes las palabras y los consejos de mis profesores y amigos.
Del mismo modo, cada uno/a de ustedes tiene la posibilidad de destacarse en el logro de sus metas personales, desarrollando al máximo los talentos que Dios les ha confiado. Eso requiere estar dispuestos a perseverar en este trabajo, recuerden que no podemos escalar la escalera del éxito con las manos en los bolsillos, pues el futuro no pertenece a quienes saben esperar, sino a quienes saben prepararse. Si queremos ser parte del mejor trabajo del mundo, jamás quitemos la mirada hacia arriba.
¡Saludos y un fuerte a mis futuros colegas del aire!